El alcohol es la droga que ha acompañado al hombre a lo largo de la historia y la que tiene mayor penetración en la sociedad española. Según las OMS el alcoholismo se define como: “Cualquier deterior en el funcionamiento físico, mental o social de una persona, cuya naturaleza permita inferir razonablemente que el alcohol es una parte del nexo causal que provoca dicho trastorno1,2”.
Existen diferentes factores relacionados con su consumo: socio-ambientales, psicológicos y biológicos.
La dependencia alcohólica es una enfermedad bio-psico-social, que pertenece al grupo de las adicciones a drogas. Es compleja en su desarrollo y estudio, además presenta una clínica muy variada y desde el punto de vista neurobiológico es una enfermedad crónica y recidivante del cerebro3,4.
Los criterios diagnósticos recogidos en la CIE 11 y DSMV son: tolerancia, síndrome de abstinencia, disminución de la capacidad para controlar el consumo, negligencia en actividades, seguir bebiendo a pesar de las consecuencias y pasar la mayor parte del tiempo bebiendo3,4.
Por todo ello el tratamiento es multidisciplinar y multifactorial, y estará encaminado a aliviar tanto los síntomas físicos como los psicológicos, a través de farmacología y psicoterapia. En todo este proceso el papel de la enfermera es fundamental.
Alcohol is the drug that has accompanied men throughout history and has the greatest diffusion in Spanish society. According to the WHO, alcoholism is defined as: “Any deterioration in the physical, mental or social functioning of a person, whose nature allows us to reasonably infer that alcohol is a part of the causal link that causes this disorder1,2”.
There are different factors related to its consumption: socio-environmental, psychological and biological.
Alcohol dependence is a bio-psycho-social illness, which belongs to the group of drug addictions. It is complex in its development and study, in addition, it presents a very varied clinic and from the neurobiological point of view it is a chronic and recurrent brain disease3,4.
The diagnostic criteria recognized in the CIE 11 and DSMV are: tolerance, withdrawal syndrome, decreased ability to control consumption, neglect of activities, continuing to drink despite the consequences and spending most of the time drinking3,4.
Therefore, the treatment is multidisciplinary and multifactorial, and will be aimed at alleviating both physical and psychological symptoms, through pharmacology and psychotherapy. Throughout this process, the nurse’s role is fundamental.
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