Se quedaron, en la puerta de "Tropicana", Gutiérrez Menoyo, las indemnizaciones, el Descubrimiento y Contadora. Fidel Castro y su invitado, Felipe González, entraron en el viejo cabaret para pasar dos horas de jarana con "salsa". Los recibió un pasodoble y se despidieron con besos a bellas mulatas, al ritmo cálido de la música del Caribe. Fue el final pachanguero de un polémico viaje.
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