A pesar de los estudios realizados durante los últimos meses, los científicos no encuentran explicación a una misteriosa disminución de la capa de ozono que tiene lugar en la Antártida cada primavera y que aumenta de año en año. Si el ozono llegase a desaparecer, las radiaciones ultravioletas del Sol llegarían a la superficie de la Tierra y la vida en el planeta -al menos tal y como ahora la conocemos- sería imposible.
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