la figura del elefante empieza a perfilarse nítidamente en el visor. Poco a poco, el enorme paquidermo sale de la espesura y se planta en medio del camino, protegiendo el paso de la manada. Un segundo más y estará a tiro. Permanece inmóvil. De pronto, se vuelve. Ha percibido la presencia de otro cazador que le corta la retirada. Nuestro guía grita nervioso: "Retrocedamos, puede atacarnos". La placidez del coloso ha dejado paso a la fiereza. El enorme macho avanza hacia nosotros con tono amenazador. Esperamos el disparo. Por fin, se escucha el "clik" de la cámara. Ya está. Hemos cobrado una nueva pieza en nuestro particular safari fotográfico por el parque Kruger, la mayor reserva de animales salvajes del mundo.
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