Hasdai Crescas (1340-1411) fue un filósofo, rabino y figura pública que vivió en un período muy turbulento para las comunidades judías ibéricas y provenzales de la Baja Edad Media. Crescas lanzó una crítica vehemente contra el paradigma aristotélico recibido de la falsafa, que fue utilizado por Maimónides para sustentar y probar la existencia, unidad e incorporeidad de Dios, conceptualizado en la Guía de los perplejos como el ser necesario absolutamente trascendente en relación con el ser contingente, es decir, el mundo. En Or Hashem, Crescas elabora un concepto alternativo del ser necesario, en el que las dos nociones antitéticas de inmanencia y trascendencia divinas se relacionan con la distinción en el ser necesario entre su esencia simple y sus atributos infinitos. La esencia simple, una e inefable del ser necesario, se expresa en infinitos atributos en el acto eterno y constante de otorgar en la univocidad del ser su bondad y su actualidad a los infinitos seres contingentes. Crescas defiende que el universo, aunque ontológicamente contingente, es infinito en su actualidad. Dios es así concebido como la primera causa, eterna y constante, entelequia y “Lugar del Mundo”.
Hasdai Crescas (1340-1411) was a philosopher, rabbi and public person, who lived in a very turbulent period for the Iberian and Provençal Jewish communities of the late Middle Ages. Crescas made a vehement critique of the Aristotelian paradigm received from falsafa, which was used by Maimonides to support and prove the existence, unity and incorporeality of God, conceptualized in the Guide of the Perplexed as the necessary being which is absolutely transcendent in relation to contingent beings, that is, to the world. In Or Hashem, Crescas elaborates an alternative concept of the necessary being, in which the two antithetical notions of divine immanence and transcendence are related to the distinction within the necessary being between its simple essence and its infinite attributes. The simple, one, ineffable essence of the necessary being is expressed in infinite attributes in the eternal and constant act of giving in the univocality of being its good and its actuality to the infinite contingent beings. Crescas advocates that the universe, though ontologically contingent, is infinite in its actuality. God is thus conceived as the eternal and constant first cause, entelechy and Place of the World.
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