Hace más de 60 años, en 1947, los beduinos descubrían los primeros rollos de manuscritos en una gruta del acantilado que domina el Mar Muerto cerca de las ruinas de Qumrán. Estos descubrimientos, en los que intervinieron beduinos y excavadores, continuaron hasta 1956. Desde las primeras publicaciones, esos manuscritos atrajeron la atención de investigadores que esperaban encontrar, no sólo información nueva sobre los textos bíblicos y sobre el judaísmo antiguo, sino incluso revelaciones sobre Jesús o sobre el Nuevo Testamento.
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