Hace algunos años, el filósofo alemán ErnstJünger nos hacía una seria advertencia a laque no le prestamos suficiente atención; decíaentonces Jünger: "la influencia cada vez mayorque el Estado está empezando a ejercer en los servicios médicos, casi siempre con pretextossociales, es algo que resulta sospechoso y que incita a la máxima cautela" (La emboscadura, 1988). Y unos cuantos años después, tristemente nos hemos dado cuenta de que sus inquietudes estaban plenamentejustificadas, pues la aprobación y puesta enmarcha de la Ley 100, nos han evidenciado los alcances de la ambición del Estado en relación con el aprovechamiento de nuestro trabajo, esgrimiendo precisamente pretextos sociales.
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