Aunque Diadem fue una ofensiva hábil y en último término exitosa que prendió la chispa de la liberación de Roma y de buena parte de la península italiana, y que redimió en parte la controvertida estrategia mediterránea de Roosevelt, la memoria histórica ha tratado la campaña de invierno de Italia central en 1943-1944 como discutida nota al pie de la historia de la Segunda Guerra Mundial. Esto se debe al menos a tres razones: Primero, porque Montecassino, la histórica abadía matriz de la orden benedictina, cuya fundación databa del siglo VI, fue destruida inútilmente durante el transcurso de los combates. Segundo, porque la penetración brillantemente orquestada de la línea Gustav por el Cuerpo Expedicionario Francés del general Alphonse Juin se vio mancillada por la conducta de algunos soldados. Y finalmente, porque en su egocéntrica obsesión con conquistar Roma, el teniente general Mark Clark, acabó apuñalando por la espalda a sus aliados británicos y facilitando la huida del Décimo Ejército alemán.
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