Perfeccionar nuestro cuerpo. Los medios y las redes nos animan a inyectarnos ácido hialurónico, a hacer una dieta paleolítica para tener brazos marcados o a ejercitar la lengua parra conseguir una mandíbula prominente. En la carrera por convertirnos en "nuestra mejor versión", el cuerpo es una parada más, a la que sigue un perfeccionamiento de nuestro desempeño profesional, nuestras habilidades culinarias, nuestras finanzas o nuestra gestión emocional. ¿Es siempre bueno mejorar? ¿Es el perfeccionamiento una forma de cuidado?
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