Osama A Abulseoud, Jesse Costales, Melanie Peterson-Hickey, Joseph D Miller, Isabel T Lagomasino
El uso de antipsicóticos atípicos como terapia adjunta a antidepresivos en el tratamiento del trastorno depresivo mayor (TDM) no psicótico fue práctica común por un largo periodo antes de que los ensayos clínicos a doble-ciego, controlados (con placebo) y al azar, llevados a cabo a gran escala, demostraran su eficacia. El presente estudio se propuso evaluar la frecuencia con la cual pacientes diagnosticados con TDM recibieron tratamiento con agentes antipsicóticos (AP) y examinar los efectos de edad, raza y etnicidad sobre el tipo y dosis de los anti-psicóticos prescritos a una cohorte de pacientes antes de la reciente aprobación de aripiprazole por la Administración de Alimentos y Drogas (FDA), como medicación adjunta para el manejo de esta entidad clínica. Se analizaron las historias clínicas de 1537 pacientes portadores del diagnóstico de depresión unipolar. 1376 presentaron depresión no psicótica y de ellos, 466 (33,9%) recibieron antipsicóticos con predominio de pacientes varones (hombres vs. mujeres: 41,7% vs. 27,8%. z=2,4, p<0,02; odds ratio (OR)=1,97, con error estándar (SE) de 0,57) de origen Hispánico (X2 = 35,8, df = 1, p < 0,0001). Quetiapina fue el antipsicótico más comúnmente prescrito (n=209, 44,8%) con una dosis promedio (±SEM) de 195,1±13,1 mg. Nuestros resultados confirman reportes previos del uso de antipsicóticos (específicamente quetiapina) en la práctica clínica habitual, como tratamiento adjunto en pacientes no psicóticos con diagnóstico de depresión unipolar. Se requiere investigación adicional que indague los efectos a largo plazo de este tipo de medicación en pacientes sin un diagnóstico de trastorno psicótico primario.
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