La vida brinda medida entre estampidas y otras embestidas. Yo, por si acaso, me aferro a la triple S. Primero al SOL, el núcleo que irradia su luz y calor al sistema. Éste origina las corrientes oceánicas y las nubes atmosféricas que derraman la lluvia cuyos cauces arrastran la SAL de la Tierra. El agua lixivia la SAL, ese prodigio cúbico, regalándonos vigor y sabor. Porque en la naturaleza todo lo que cura contiene esta disolución primordial: el mar, el sudor, las lágrimas. O bien sustenta la cadena trófica, ya que las plantas se nutren de fotones y sales minerales. Y también el primer beso humano fue SALvaje y SALival, buscando en el sudor ajeno el sodio y demás oligoelementos esenciales.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados