La endocarditis infecciosa (EI) continúa representando un reto clínico significativo, caracterizado por altas tasas de morbilidad y mortalidad. Este artículo revisa detalladamente la evolución de la epidemiología de la EI, poniendo especial énfasis en el incremento de su incidencia, impulsado por el envejecimiento de la población, la creciente prevalencia de cardiopatías congénitas y el uso generalizado de dispositivos protésicos cardíacos. Se resalta la emergencia de Staphylococcus aureus como el agente patógeno predominante, marcando un cambio notable frente a las infecciones estreptocócicas, antes más comunes. Se profundiza en la complejidad que envuelve el diagnóstico de la EI, destacando la vital importancia de los criterios de Duke modificados y el valor añadido de técnicas diagnósticas avanzadas, como la PET-TC. Además, se enfatiza la relevancia crucial de la ecocardiografía y los hemocultivos en la detección de esta enfermedad. En términos de manejo clínico, se exploran las estrategias terapéuticas actuales, que incluyen el uso imprescindible de antibióticos bactericidas y la intervención quirúrgica en situaciones específicas. El estudio también incide en la necesidad imperativa de una identificación precoz y un tratamiento adecuado de la EI, junto con la implementación de estrategias de profilaxis en pacientes de alto riesgo, subrayando la importancia de adoptar un enfoque selectivo y racional.
Infective endocarditis (IE) continues to pose a significant clinical challenge, characterized by high rates of morbidity and mortality. This article thoroughly reviews the evolving epidemiology of IE, with a special focus on the increase in its incidence, driven by the aging population, the rising prevalence of congenital heart diseases, and the widespread use of cardiac prosthetic devices. The emergence of Staphylococcus aureus as the predominant pathogen is highlighted, marking a significant shift from previously more common streptococcal infections. The complexity surrounding the diagnosis of IE is delved into, emphasizing the critical importance of the modified Duke criteria and the added value of advanced diagnostic techniques, such as PET-CT. Furthermore, the crucial relevance of echocardiography and blood cultures in detecting this disease is stressed. In terms of clinical management, current therapeutic strategies are explored, including the indispensable use of bactericidal antibiotics and surgical intervention in specific situations. The study also addresses the imperative need for early identification and appropriate treatment of IE, along with the implementation of prophylactic strategies in high-risk patients, underscoring the importance of adopting a selective and rational approach.
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