Tras un largo periodo dominado por el funcionalismo y el estructuralismo, desde los años ochenta la antropología viene beneficiándose de un acercamiento a la historia, comparable al interés cada vez mayor de los historiadores por la antropología. La autora ha vivido de cerca esta transformación, que ha tenido lugar al tiempo de su desenvolvimiento profesional y que ha quedado registrada en sus publicaciones. El estudio de la construcción simbólica de ciudades cargadas de historia, como Ávila y Évora, le facilitó el cambio. Pero no se trata de una mezcla fácil de las dos disciplinas y enfoques, como si cada uno hubiera encontrado al final la media naranja que le faltaba. Aunque el antropólogo debe estudiar la historia, la lectura histórica clásica -el análisis de documentos del pasado- no le será suficiente. Debe estudiar la historia como fuente y organización de significados en el presente. Si se fija bien, el antropólogo del presente descubrirá que sus informantes no sólo son herederos de una historia, sino que también piensan con ella.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados