La calidad total es un discurso plenamente vigente en la sociedad de hoy, de hecho se le considera mucho más que una "medida de cumplimiento de ciertas normas", a pesar que en su nombre, se ha generado toda una serie de normativas (como las I SO 9 O O O), que le otorgan ese carácter. Hoy por hoy a "calidad total" se asocia a aumentos en la eficiencia, la productividad, el rendimiento, propósitos que logra básicamente mediante el compromiso de la mejora continua, el trabajo en equipo, el cumplimiento de normas y el uso de una serie de herramientas analíticas en forma sistemática. Tanto es así, que se llega a considerar a la calidad total como el fundamento de toda una nueva manera de entender el trabajo humano.
El mundo del diseño no escapa a esta realidad, en especial el diseño de productos que se realiza preferentemente en empresas que viven insertas en un medio competitivo. A modo de diagnóstico, no es arriesgado afirmar que, si bien los diseñadores siempre han sabido como hacer, no es menos cierto que factores como el mismo desarrollo de las organizaciones en las que el diseño es considerada una actividad vital, han terminado, en numerosos casos, por asfixiar y distorsionar su quehacer y su relación con sus pares. Al estructurarse el lenguaje de la calidad en la empresa, y al ser asumidos sus principios, los elementos que constituyen la esencia del diseño se reconocen, se privilegian y se potencian. Se puede decir que con Calidad Total el diseño, como actividad, recupera a su estado natural.
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