Revisando las manifestaciones de rechazo a la privatización del servicio eléctrico en Arequipa y otras revueltas contra la inversión extranjera en el Perú, este artículo explora el cambio en las bases de los movimientos de protesta contra la liberalización de la economía. Se sugiere que la transición del gobierno de Fujimori al de Toledo trajo consigo una importante transformación en la estructura de oportunidades políticas, creando un contexto propicio para mayores niveles de movilización e incrementando la capacidad de presión de quienes impugnan las reformas neoliberales y sus posibilidades de éxito. Estas nuevas formas de resistencia colectiva están geográficamente segmentadas o «territorializadas»; presentan demandas concretas y a menudo involucran a actores nuevos, pese a lo cual logran una resonancia nacional. Estos resultados confirman lo que se viene sugiriendo en la literatura relativa a procesos de repolitización de la sociedad, en el sentido de que los actores colectivos se presentan más sensibles a las reformas de mercado en entornos más democráticos.
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