Este artículo propone reflexionar sobre la noción de «cholificación» —bajo la cual se ha venido entendiendo el cambio cultural del migrante andino en la ciudad— a través de un caso distintivo de movilidad social ascendente ocurrido en Lima: el de los migrantes aimaras del distrito puneño de Unicachi. La experiencia de los unicachinos refleja un caso particular de movilidad social ascendente, donde la asimilación de la modernidad y el éxito económico no han llevado a una ruptura con la cultura de origen. Todo lo contrario: la nueva generación de jóvenes nacidos en Lima y provenientes de hogares hoy solventes refleja haber reinventado su identidad en la capital, participando activamente en la reproducción de la tradición paterna e incluso propiciándola. Más aún, un acercamiento a estas familias refleja que, a pesar de su éxito económico, persiste en su praxis e imaginarios una brecha social extraeconómica que las lleva a diferenciarse de la clase alta y media alta de Lima. Se aprecian así los límites del proceso de cholificación en tanto integración social: el éxito económico del migrante andino no lo haría sentirse igual a los sectores acomodados limeños.
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