En los años cincuenta y sesenta del siglo xx el escritor Rafael Azuar prestó atención especial a la novela, a la búsqueda también de una consagración literaria en premios y editoriales nacionales. Cuatro novelas -Teresa Ferrer (1954), Los zarzales (1959), Llanuras del Júcar (1965) y Modorra, esta última Premio Café Gijón de novela corta en 1967- marcaron ese intento. Aparte de su calidad literaria, reconocida por la crítica de sus coetáneos, la importancia actual de estos títulos reside en la descripción realista de la sociedad rural de la época, en una línea que exploraban también autores con mayor resonancia.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados