El día tres de mayo de 1985, Miguel Aguilera Garzón, vecino de Sevilla, abatió a tiros en Jerez de la Frontera (Cádiz) a Francisco González, el Cabrero, al que acusaba de prostituir a su hija pequeña Sara, de catorce años de edad. Un año después, la Audiencia Provincial de Cádiz le absolvió de todos los cargos aplicando la eximente total por trastorno mental transitorio. La sentencia ha causado estupor en medios judiciales y policiales, aunque está recurrida ante el Tribunal Supremo. ÉPOCA ha investigado el caso, encontrándose ante unas circunstancias y personajes realmente sorprendentes...
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