Al profesor Giorgio Fuá, de Ancona, se debe la observación verificada en 1977, al anotar crecimientos del Producto Interior Bruto (PIB) y empleo a partir de la II GM, de que era imposible que estas magnitudes se moviesen de modo tan dispar en Italia respecto al resto de los países europeos. Concluyó Fuá que el desempleo real era mucho más bajo que el oficial y que el PIB era más alto. Eso hizo incluso modificar las estadísticas italianas para recoger, en lo posible, a una economía oculta que los observadores habían percibido con mucha dificultad. Fuá la llamó sommersa, sumergida. Después recibió nombres parecidos: subterránea, oculta, informal, negra. Hay otros. En Argentina el nombre más corriente es el de economía no registrada.
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