"Soy el enemigo a batir por el PSOE, y ésta no ha sido más que otra burda maniobra para intentar conseguirlo. Pero no lo lograrán". Pálido y cansado, pero dispuesto a seguir hasta el final, Juan Morano, alcalde de León, había perdido ya seis kilos de peso cuando pronunciaba estas palabras. Estaba en huelga de hambre. Y no pensaba interrumpirla hasta que la Junta de Castilla-León, con la que el Ayuntamiento que dirige, con mayoría de AP, ha tenido continuos enfrentamientos, diera la orden de reapertura del matadero municipal.
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