Desde su vuelta a la presidencia de Brasil en enero de 2023, la primera prioridad de la política exterior de Luiz Inácio Lula da Silva ha sido reconstruir la política exterior regional del país y recuperar la confianza de sus socios latinoamericanos y de las organizaciones internacionales. Sin embargo, ello acontece en una coyuntura internacional compleja –como las guerras en Ucrania y la Franja de Gaza– poco favorable a posiciones de neutralidad y autonomía.
El Gobierno de Lula sitúa de nuevo a Brasil al lado de los países emergentes, adoptando una política hacia Asia Pacífico que cambia la jerarquía de prioridades externas a favor de China y otros países BRICS. Sus posiciones revisionistas frente al orden internacional causan tensiones en las relaciones con Occidente, aunque el pragmatismo evita la confrontación directa.
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