La lección de Chuck Berry es que la verdad es un pilar que se sostiene por sí mismo y que es indestructible. Así que la verdad no necesita de evidencias que la refuten. Es evidente en sí misma. Y como es evidente en sí misma, tampoco necesita de justificaciones que la mantengan. Prevalecerá siempre. Se manifiesta por sí misma y se hará evidente en el momento en que se pueda ver, y entonces se verá. Algo que siempre termina ocurriendo por ley natural.
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