"Estaba desesperada -cuenta María Abbate Peluso-, hacía seis años que mi hijo Vito robaba para comprarse heroína y cuando descubrí que estaba a punto de forzar la puerta de nuestros vecinos, llamé a la policía. Le condenaron a unos meses de arresto domiciliario y volvió a casa en un estado lamentable. Ahora está en la cárcel. Fue él quien pidió que le encerrasen diciendo: "Allí pueden curarme".
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