Este ensayo sostiene que, en un entorno cultural marcado por el espíritu mercantil del neoliberalismo y el relativismo moral de la postmodernidad, Vox es un buen ejemplo de un partido carente de ideología. Pero que, al mismo tiempo, cuenta con una mentalidad distintiva a través de la cual vender su radicalismo, siempre y cuando su identidad se mantenga en los parámetros que lo distinguen como una marca que transmite autenticismo pese a su relativismo moral.
This essay explores why, in a cultural environment characterized by Neoliberalism’s mercantile spirit and Postmodernity’s moral relativism, Vox represents a great example of a political party that lacks an ideology. While it introduces a distinctive mentality, through which it attempts to convey radical views, Vox preserves its identity within the distinctive parameters that identify it as a brand selling authenticity, regardless of its moral relativism.
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