Las causas originales de la falta de calidad en la edificación no son las deficiencias materiales, ni el erróneo cálculo de ingeniería ni la diversidad y falta de exigencia de la demanda. Su solución no viene dada tanto por normativas que centran su atención en el control físico de los materiales o la cualificación técnica de los responsables como por la aplicación de un proyecto de ingeniería que abarque además del proyecto técnico material el análisis de los recursos y entorno disponibles a lo largo de todo el proceso.
La calidad en edificación se consigue mediante una estructuración de los recursos y flujos de relación semejantes a los de industrias más desarrolladas. Estas estructuras organizativas son causa y resultado de una mejor gestión de los recursos disponibles (materias primas, capital, mano de obra y capital humano), cuyo ensamblaje es el producto que debe ser medido con criterios cualitativos. La calidad del conjunto no es perfectamente dependiente de la calidad de los componentes, como queda demostrado en la ingeniería edificatoria.
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