Ni los médicos, ni los funcionarios, ni los arquitectos se habrían atrevido a tanto. La enseñanza privada sí, ha puesto en jaque a todo un Ministerio al cesar completamente sus actividades a lo largo de una semana. Tres millones de niños -no más de un millón según la Administración- se han quedado en sus casas. Maravall ha tomado buena cuenta. La guerra de querellas que comenzara en los tribunales se ha convertido ya en una confrontación, ahora en campo abierto.
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