Madrid, España
Uno de los primeros autores que trató el juego en nuestro país fue Alfonso X el Sabio (1252-1284), que veía en ellos un Don de Dios. Las bases con las que la escuela alfonsí dio licitud al juego fueron, en primer lugar Aristóteles, quien en el Libro IV de Ética a Nicómaco, habla de la eutropelia es decir la virtud de la diversión ordenada del juego. Y en segundo lugar las obras de San Agustín y Tomás de Aquino donde se retoma esta virtud aristotélica. En la Suma Theologiae, Tomás de Aquino se pregunta si los juegos pueden ser objeto de virtud, inclinándose claramente a su favor al entender que tanto el cuerpo como el alma necesitan someterse a actividades que alivien la fatiga espiritual y la tensión del espíritu, añadiendo después que para ser lícito el juego deberá responder a la moderación, al buen fin, a la gravedad del espíritu y a la dignidad de la persona.
One of the first authors who dealt with gambling in our country was Alfonso X the Wise (1252-1284), who saw in them a Gift from God. The bases with which the alfonsí school gave legality to the game were, first of all, Aristotle (2014) who in Book IV of Ethics to Nicomachean, speaks of eutrapelia that is, the virtue of ordered fun, of the game. And secondly, the works of Saint Augustine and Thomas Aquino where this Aristotelian virtue is resumed. In Suma Theologiae, Thomas Aquino (1995) wonders if games can be an object of virtue, clearly leaning in their favor by understanding that both the body and the soul need to undergo activities that relieve spiritual fatigue and the tension of the spirit., adding later that to be lawful the game must respond to moderation, to the good end, to the seriousness of the spirit and to the dignity of the person, res
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