La maravilla de la investigación en las ciencias humanas y en las ciencias sociales no sólo radica en su capacidad para plantear modelos canónicos de investigación rigurosos y sistemáticos que pueden confirmar o refutar hallazgos; también en su competencia para anticipar y mostrar, como alguna vez los llamó Jeffrey Cohen, la crisis de categorización, que pone al frente la impertinencia y fragilidad de nuestros modelos para pensar o, si se prefiere, el olvido consciente o no, como lo señaló Hannah Arendt, de que un concepto es un límite o un borde para pensar y, a la vez, un límite para el pensamiento, que impide la emergencia de la novedad.
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