Las sombras que a lo largo de la historia se han creado sobre la figura de Osio en torno al concilio de Sirmio y su firma en el documento filoarriano parece que se deben fundamentalmente a la propaganda arriana y la posterior luciferiana que no permiten precisar la actuación del que fuera Obispo de Córdoba. El testimonio de San Atanasio de Alejandría, que lo continuó presentando “en verdad santo” sigue siendo, sin duda, decisiva.
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