El califa al-Hakam II efectuó su ampliación de la mezquita aljama respetando la tradición del edificio, en continuidad con el modelo establecido por Abd al-Rahman I que pudo recoger la herencia cristianobizantina en el uso de numerosos elementos: muros exteriores amurallados, con torres cuadrangulares y almenas escalonadas; portadas encuadradas por dos torres, con puertas en arco de herradura adintelado; planta basilical de numerosas naves divididas por dobles arquerías sobre columnas; y atrio ajardinado con fuentes. Muchos de estos elementos están ya presentes en edificios sirios y del norte del África preislámica, y entroncarían con la fecunda tradición de la arquitectura cristiana precedente que era común en ambos extremos del Mediterráneo.
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