El presente artículo, presenta un análisis exhaustivo de la literatura en relación al papel de la evaluación de los aprendizajes en la dimensión formativa y la importancia de la retroalimentación para el desarrollo académico de los estudiantes y el desempeño profesional del docente, La evaluación formativa, fortalece las formas de intervención pedagógicas, asumiendo un liderazgo académico que contribuye a mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje, mejora las relaciones con padres de familia y la comunidad escolar, para integrarlos en un proceso de participación colaborativa mediante un trabajo coordinado que permita articular acciones que promuevan el mejoramiento de la práctica profesional. Es importante tener presente que los ritmos de enseñanza y aprendizaje son diversos, centrando las acciones en el logro educativo y el desarrollo de acciones comunes. Al utilizar la evaluación formativa, se asume una autoevaluación periódica como un recurso para conocer los avances y modificar las acciones que no contribuyen con lo esperado, verificando los logros o las dificultades para actuar en congruencia con las necesidades educativas. Asimismo, la evaluación formativa propicia el análisis y la reflexión conjunta de la práctica docente, potencializando el trabajo en equipo. Permite una sólida base de comunicación para articular las ideas de todos los participantes, facilitando el trabajo en equipo y asegurando el éxito al diseñar mejores ambientes de aprendizaje. Entre los beneficios citados está la participación de los estudiantes como actores principales del proceso. De acuerdo con la información recopilada, la evaluación formativa puede ser efectiva al centrarse en los alumnos. A través de la retroalimentación formativa, se logra una mayor participación del alumno, con experiencias de aprendizaje significativas. Este tipo de evaluación es una forma alternativa para mejorar la eficacia de la evaluación del aprendizaje.
This article shows the importance of formative evaluation in the academic development of students and the professional performance of teachers, so it is important to carry out an analysis of the processes that are carried out in the educational function that is exercised and contribute to make effective a better-quality education that provides better performance in the classroom and therefore greater learning achievements in students. Formative evaluation strengthens the forms of pedagogical intervention by assuming an academic leadership that contributes to improving teaching and learning processes from the function that is being carried out and contribute to transforming professional development, strengthening relationships with parents and the school community to integrate them into a process of collaborative participation. Formative self-assessment systematizes and contributes directly to the transformation of the professional development of the educational agent (directors, teachers and parents) strengthening collaborative participation, decision-making and the implementation of decision-making to address teaching and learning problems, through a coordinated work that allows articulating and carrying. It is important to keep in mind that the rhythms of teaching and learning are diverse, focusing actions on educational achievement and the development of common actions, when using formative evaluation, a periodic self-evaluation is assumed as a resource to know the progress and modify the actions that do not contribute to what is expected, verifying the achievements or difficulties to act in congruence with educational needs. Likewise, formative evaluation promotes the analysis and joint reflection of teaching practice, management with parents and students in order to potentiate teamwork. It allows a solid communication base to articulate the ideas of all participants, facilitating teamwork and the consequence of success in creating better work environments and their ways of acting.
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