Todavía no es Beirut, pero el deterioro del clima social en Melilla es tan acusado que esta ciudad podría sufrir, en breve plazo, una crisis más grave aún que la del País Vasco. El expansionismo marroquí, una política torpe mantenida durante largo tiempo por el Gobierno de Madrid y un brote fascistoide en el seno de la comunidad musulmana son los ingredientes de una situación potencialmente explosiva.
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