Germán Ezequiel Ricci, Horacio Divito
Este articulo analiza la dimensión ética del FMI en su relación con la Argentina desde el StandBy Agreement sancionado en 2018 hasta el Extended Fund Facilities de 2023. A partir del análisis de los enunciados del FMI, se evidencia la apelación del organismo a una ética pretendidamente compartida con el país prestatario, además de las conocidas evaluaciones técnico-económicas. El Fondo «reivindica» y/o «castiga» al país prestatario a través del juicio moral. En las narrativas del Fondo, se premian el «esfuerzo», el «compromiso» y el «trabajo» de la elite local. Por otro lado, se halla un reiterado énfasis discursivo del FMI en su permanente intención de «ayudar» a la Argentina a través de su naturaleza colaborativa. Por último, se detecta la emergencia de prescripciones morales que interpelan al propio ser del país deudor y sus representantes cuando se tensa la relación entre las autoridades locales y el FMI. Se concluye que las apelaciones morales del Fondo se imbrican con la normatividad de ese orden social que se manifiesta con la simpleza de lo evidente. La austeridad promovida a través de los programas se presenta como una medida de ajuste y como un modo de ser, un ethos. Hay una complementariedad entre el orden racional económico global y el orden moral universal.
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