Las intervenciones sobre el estilo de vida, la alimentación y la actividad física constituyen sin lugar a dudas una de las herramientas fundamentales en la prevención y tratamiento de la obesidad, así como de las comorbilidades asociadas al peso. Su adecuada implementación brinda beneficios no solo propios de las intervenciones, alimentación y actividad física, sino también permiten mejorar los resultados con terapias concomitantes para el tratamiento de la obesidad, sus comorbilidades y reducir el riesgo cardiovascular.
Con respecto al rol de la alimentación, se ha evaluado una diversidad de planes alimentarios, los cuales se diferencian principalmente en cuanto a la proporción y/u origen de los macronutrientes. Por ejemplo, planes de estilo mediterráneo, vegetariano, DASH demostraron mejorar en distinta medida parámetros cardiometabólicos. Sin embargo, es importante considerar que deben tenerse en cuenta múltiples aspectos individuales y socioculturales al momento de diseñar un plan alimentario y, por lo tanto, no existe un patrón de alimentación saludable único que pueda implementarse de manera universal e invariable para obtener beneficios sobre la salud. De lo que sí se dispone de evidencia en la actualidad, es de la relación perjudicial del consumo habitual de productos ultraprocesados, los cuales incrementan de un 4 a un 9% tanto la enfermedad como la mortalidad cardiovascular, por lo cual su consumo debería desalentarse.
La actividad física brinda beneficios metabólicos y cardiovasculares. Acorde los reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren 3,2 millones de personas a causa del sedentarismo. De hecho, las personas que pasan varias horas sentadas al día tienen un aumento de la mortalidad del 34%. Mantenerse activo a lo largo del día, con actividades de la vida diaria y ejercicio, es uno de los hábitos que se debería promover invariablemente.Cada tipo de ejercicio -cardiovascular, de fuerza, equilibrio o flexibilidad-fortalece distintas capacidades corporales, por lo que un programa bien estructurado debería contemplar y adaptar al perfil del individuo y a los diferentes objetivos,tanto a corto como largo plazo4.Aunque los beneficios del estilo de vida saludable son diversos, su efectividad se relaciona directamente con la adherencia, por lo cual la sostenibilidad a largo plazo constituye uno de los grandes obstáculos que limitan sus beneficios. El trabajo transdisciplinario debe involucrar más allá de los efectores sanitarios para permitir el desarrollo de políticas públicas que mejoren el ambiente al que los sujetos están expuestos y faciliten hábitos de vida saludables
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