El conflicto sobre la soberanía de Taiwán es un asunto que desde hace más de setenta años genera importantes tensiones entre las dos actuales grandes potencias, Estados Unidos y China. Si, para Estados Unidos, Taiwán ha sido siempre un asunto esencialmente geoestratégico, un elemento clave en la arquitectura de seguridad en el Pacífico, para China es la herida no cerrada de su guerra civil, un tema de orgullo nacional con un fuerte componente ideológico. Además, es la puerta que permitiría a China acceder a mares abiertos y a las rutas de comunicación marítimas, clave en sus actuales intereses económicos y comerciales. A las ya numerosas dimensiones del conflicto (política, social, económica, nacionalista, ideológica y geoestratégica) se une en los últimos tiempos la tecnológica, donde la isla, primera potencia mundial en fabricación de microchips, tiene protagonismo propio en detrimento de las dos grandes potencias. La solución militar, la más peligrosa considerando que son potencias nucleares, parece cada día menos probable, aunque solo sea por las catastróficas consecuencias para cada una de las partes.
The conflict over the sovereignty of Taiwan, which began more than 70 years ago, has been generating major tensions between the two great powers, the United States and China. While for the United States Taiwan has always been an essential geostrategic issue, a key element in the Pacific Ocean security architecture, for China it is the unhealed wound of its civil war, a matter of national pride, with also has a strong ideological component. In addition, it is the gateway that would allow China full access to open seas and maritime communication routes, which is a key element for its current economic and commercial interests. In addition to the already different elements which feed the disputes (political, social, economic, nationalistic, ideological and geostrategic), a technological dimension has recently been added: the island, the world’s leading microchip manufacturing power, is playing a leading role to the detriment of the two great powers. The military solution is the most dangerous one considering they are major nuclear powers, but it seems less and less probable every day because of the catastrophic consequences for the world, and in particular for each of the three parties.
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