Paraguay
El artículo tiene como objetivo visibilizar la contribución de las mujeres en la agricultura familiar campesina y profundizar en la posibilidad que tienen las mismas, para acceder a la tierra, al crédito y a la tecnología, elementos generadores de desarrollo agrícola y por qué no, potenciadores de la autonomía económica de las productoras. Según (Kempf et al., 2019), las relaciones sociales y de producción presentes en la agricultura familiar campesina presentan contextos peculiares con relación a otros tipos de modelos de agricultura, uno de ellos, se refiere al trabajo de las mujeres y la magnitud de su contribución laboral en el establecimiento familiar, además de ser el pilar fundamental en la promoción de la seguridad alimentaria. La contribución económica y social de las mujeres en la agricultura familiar debe ser visibilizada y sujeta de políticas públicas para fomentar la igualdad de género en el contexto rural, significando esto, la generación de canales de participación de las mujeres en todo el desarrollo de la cadena de valor de la producción, impulsando el reconocimiento de las mujeres como actoras principales en la sostenibilidad del modelo agro-familiar y la soberanía alimentaria. En cuanto a la metodología, esta se desarrolla a partir de un análisis de la información cuantitativa, para lo cual se hizo uso de los datos secundarios proveídos por el Ministerio de Agricultura y Ganadería a través de la Dirección de Extensión Agraria (DEAg) con todos los programas que intervienen en la Agricultura Familiar y el Instituto Nacional de Estadística (DGEEC) con la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y la Encuesta de Uso del Tiempo (EUT), considerando para la Encuesta de Hogares una temporalidad de 10 años y, para el caso de la encuesta de uso del tiempo correspondiente al año 2016, así como el Censo Agropecuario Nacional (CAN) del año 2008. Entre los principales resultados se puede observar que las mujeres rurales padecen más fuertemente la pobreza, el 23,0% de ellas se encuenta en situación de pobreza y el 8,7% en condición de pobreza extrema, el 24% de las mujeres rurales trabaja como trabajadoras familiares sin percibir salario alguno, cuando se trata de explotación agropecuaria las mujeres se encuentran en mayor desventaja que los hombres, en el estrato de menos de una hectárea ellas representan el 36% de los productores, mientras que su participación se reduce al 15% en las de más de 1.000 hectáreas. El 44% de las mujeres inactivas rurales señala como razón principal el realizar labores del hogar, lo que concuerda con la mayor carga de trabajos no remunerados que ellas deben soportar, lo que significa mayores problemas de inserción al mercado laboral, mayor informalidad laboral y por ende la imposibilidad de desarrollar una vida plena, esto aunado a la poca participación que ellas tienen en los proyectos productivos y de financiamiento desarrollados por el gobierno y el casi nulo acceso a la propiedad de la tierra.
The article analyzes the contribution of women in family farming and delves into the possibility that women have to access land, credit and technology, elements that generate agricultural development and why not, enhancers of the economic autonomy of the producers. The social and production relations present in peasant family agriculture present peculiar contexts in relation to other types of agricultural models, one of them refers to the work of women and the magnitude of their labor contribution in the family establishment, in addition to be the fundamental pillar in the promotion of food security. The economic and social contribution of women in family farming should be made visible and subject to public policies to promote gender equality in the rural context, meaning the generation of channels for the participation of women throughout the development of the chain. value of production, promoting the recognition of women as main actors in the sustainability of the agro-family model and food sovereignty. Regarding the methodology, it is developed from an analysis of quantitative information, for which use was made of the data provided by the Ministry of Agriculture and Livestock through the Directorate of Agrarian Extension (DEAg) with all the programs that intervene in Family Farming and the National Statistics Institute (DGEEC) with the Permanent Household Survey (EPH) and the Time Use Survey (EUT), considering for the Household Survey a temporality of 10 years and, for the case of the time use survey corresponding to the year 2016, as well as the National Agricultural Census (CAN) of the year 2008. Among the main results, it can be observed that rural women suffer more strongly from poverty, 23.0% of them are in poverty and 8.7% in extreme poverty, 24% of rural women work As family workers without receiving any salary, when it comes to agricultural exploitation, women are at a greater disadvantage than men, in the stratum of less than one hectare they represent 36% of the producers, while their participation is reduced to 15 % in those with more than 1,000 hectares. 44% of inactive rural women indicate as the main reason to perform housework, which is consistent with the greater burden of unpaid work that they must endure, which means greater problems of insertion into the labor market, greater labor informality and, hence the impossibility of developing a full life, this coupled with the little participation that they have in the productive and financing projects developed by the government and the almost zero access to land ownership.
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