Los gitanos son: degenerados, pervertidos, nocivos para la sociedad, maleducan a sus hijos, son una verruga que hasta ahora no ha podido extirparse… La obra de Andrés Manjón está plagada de estas y otras frases similares. Y, sin embargo, en el 2000 el Vaticano, a propuesta de la Diócesis de Granada, le declaró “venerable” (y bastará que se le atribuya un milagro para poder subirle a los altares). Y en 2023 (con motivo del centenario de su muerte) se le han realizado diversos actos de homenaje. La revista “Universidad, Escuela y Sociedad” le ha dedicado un número monográfico y la principal publicación periódica católica, “Vida Nueva”, acaba de publicar un extenso artículo laudatorio sobre él[1]. ¿Cómo es posible?: el encumbramiento de este clérigo es un ejemplo del peso de una mentira repetida.
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