Argentina
El objetivo del presente artículo es evaluar la posición de Kant sobre la relación entre la autoridad política y la felicidad, poniendo el foco en la declaración que realiza en Teoría y Praxis sobre la posibilidad de que el poder supremo jurídico dirija sus leyes a la felicidad. Esto parece contradecir uno de los principios nodulares de su doctrina del derecho, a saber, que el poder político tiene como límite la legislación jurídica sobre concepciones privadas del bien y de la felicidad. Por ello, para dar solución a la aparente contradicción, en primer lugar, introduciré dicho problema a la luz de la distinción kantiana entre el derecho y la ética. Luego, argumentaré que Kant adopta una posición anti-eudaimonista política, y propondré que las leyes de las que aquí habla no están dirigidas a la “felicidad”, que es un principio privado y subjetivo, sino a la salus publica, que se entiende como la conservación de la constitución del Estado. Por último, consideraré que este “bienestar público” debe ser garantizado por el derecho no sólo con respecto a lo que sucede al interior del Estado, sino también más allá de sus fronteras.
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