Santiago, Chile
Este artículo trata sobre el uso del término médica, con referencia a profesionales del género femenino que ejercen dicha actividad. Con base en una muestra de uso compilada a través de cuentas de Twitter (ahora X), operadas por profesionales venezolanas de la medicina, confrontada con algunos datos provenientes de páginas web, se analizan casos de autorreferencia y exorreferencia, a fin de mostrar la relación entre el uso del femenino (médica) o la preferencia por la opción del masculino genérico (médico) para aludir a las egresadas de Medicina. Se realizó además la consulta del binomio médico, ca a través del Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española (NTLLE) de la RAE, con el propósito de verificar la evolución lexicográfica del lema, desde la primera edición del Diccionario de la lengua española hasta el presente. A pesar de la temprana incorporación del femenino médica al diccionario (1899) y de los progresos de otros lemas similares (v.g., ingeniera, abogada), los resultados muestran la resistencia de las propias mujeres a autorreferirse o a que se les nombre como médicas. La conclusión más relevante indica que tal preferencia excede la posibilidad de una explicación lingüística y apunta más bien a causas relacionadas con el sexismo discursivo, el prestigio social de la profesión en masculino y su valoración pública para el marketing profesional.
This paper deals with the contemporary use of the Spanish feminine word médica, in reference to female professionals who practice medicine. Based on a sample of use of médico/médica compiled from Twitter accounts operated by Venezuelan female medical doctors, and compared with some data captured from web pages, cases of self-reference and exoreference are analyzed, to show the relationship between the use of the feminine medica or the preference for the option of the generic masculine médico. The médico / médica binomial was also investigated as a lemma in the Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española (RAE, NTLLE), with the purpose of verifying its evolution from the first edition of the Diccionario de la lengua española to the present. Despite the early incorporation of médica to the dictionary (1899) and the progress of other similar words (e.g., ingeniera, abogada), the results show female reluctance to self-refer or to being referred to as médicas. The most relevant conclusion is that such preference exceeds the possibility of a linguistic explanation and points to different causes related to discursive sexism, the social prestige of masculine professionals, and public appreciation for professional marketing.
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