Apodados a veces los “lansquenetes de la Antigüedad”, los guerreros celtas, enemigos de Roma, gozaron de una reputación desigual. Considerados unas veces combatientes profesionales; otras, mercenarios alabados por su destreza marcial o brutos bravucones carentes de autocontrol, los topoi de la literatura grecolatina son responsables de las perspectivas románticas modernas. Las fuentes arqueológicas resultan un recurso fundamental a la hora de desprendernos de semejantes clichés, siempre que se exploten objetivamente. Este artículo condensa los resultados de las investigaciones interdisciplinares más recientes, centrándose en el uso de la panoplia ternaria del guerrero galo –escudo, arma de asta y el tándem espada-vaina– a fin de poder trazar una reconstrucción tipo del arte del combate en el mundo celta.
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