Fundamento: Estudio transversal de ámbito estatal que pretende conocer el impacto de los diferentes factores de riesgo en las cardiopatías, llevado a cabo sobre 32.051 pacientes atendidos en consultas de cardiología y de atención primaria. Pacientes y método: Se registraron, de forma prospectiva, en un cuestionario uniformizado, las principales características demográficas, clínicas y terapéuticas de todos los pacientes atendidos en un mismo día por 1.159 médicos (un 21% cardiólogos y un 79% de atención primaria). Resultados: El 19% de la muestra (6.194 pacientes) de 32.051 pacientes tenía antecedentes de cardiopatía, de los cuales 1.275 (el 20,6% del total de pacientes con cardiopatías) eran diabéticos, el 74% de ellos eran hipertensos. El 45% de los diabéticos con insuficiencia cardíaca presentaba también cardiopatía isquémica (angina o infarto previo). Menos del 30% de los diabéticos con cardiopatía tenía un adecuado control tensional (presión arterial menor de 130/85 mmHg), sin diferencias entre el porcentaje de controlados entre los atendidos por cardiólogos o médicos de atención primaria. Tan sólo el 12% de los diabéticos con cardiopatía isquémica tenía unas cifras de colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad menor de 100 mg/dl; la media del colesterol total y colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad de los vistos por cardiólogos eran significativamente menores (p < 0,01) que las de los visitados por generalistas. Menos del 40% de los diabéticos con enfermedad cardíaca recibía un inhibidor de la enzima conversiva de la angiotensina, tratamiento que recibía el 50% de los con enfermedad cardíaca con insuficiencia cardíaca. Recibía tratamiento con bloqueadores beta el 26% de los diabéticos con cardiopatía isquémica y el 39% de éstos estaba tratado con una estatina. Conclusiones: La diabetes es una enfermedad asociada a más del 20% de los pacientes con cardiopatía. Tan sólo una escasa proporción de diabéticos con cardiopatía cumple los objetivos recomendados de presión arterial y lípidos plasmáticos. El empleo de fármacos de beneficio pronóstico probado en diabéticos con cardiopatía es muy limitado.
Background: We analyse the characteristics of the patients with diabetes and cardiac disease included in the CARDIOTENS 1999 study. Patients and method: 32,051 outpatients who were seen the same day by 1,159 primary healthcare physicians (79%) and cardiologists (21%) were prospectively registered in a database including demographic and clinical data and therapeutic profile. Results: History of cardiac disease was present in 19% (6,194 patients) of the whole population, and 1,275 of them (20.6%) were diabetics. Hypertension was present in 74% of diabetic patients with cardiac disease. Coronary heart disease (angina pectoris or previous myocardial infarction) was present in 45% of diabetic patients with heart failure. Less than 30% of these patients had blood pressure levels under 130/85 mmHg, as recommended by international guidelines. An LDL-cholesterol level lower than 100 mgrs/dl was observed in only 12% of diabetic patients with coronary heart disease; the mean values of total cholesterol and LDL-cholesterol of these patients were significantly (p < 0.01) higher in those seen by primary healthcare physicians. Less than 40% of diabetic patients with cardiac disease were treated with an angiotensin converting enzyme inhibitor, a therapy which was otherwise used in 50% of diabetic patients with heart failure. A beta-blocker therapy was used in 26% of diabetic patients with coronary heart disease and 39% of them were being treated with statins. Conclusions: More than 20% of patients with cardiac disease in this study were diabetics. Blood pressure and cholesterol levels recommended by current guidelines were attained in a limited proportion of these patients. The use of drugs with demonstrated prognostic benefit in diabetic patients with heart disease is scarce.
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