Jorge Luis Hernández Ochoa, Melina Gastélum Vargas, Agustin Fuentes, Francisco Vergara Silva
Comprender que los organismos multicelulares no son entes pasivos es esencial, por una parte, para ampliar nuestro entendimiento sobre la evolución de las especies y, por otra, para esclarecer cómo percibimos e interactuamos en el mundo. Lo anterior se debe a que, a través de múltiples procesos y mecanismos ontogenéticos y filogenéticos, los organismos navegan activamente el ambiente en el que están inmersos. Sin embargo, a pesar del énfasis que actualmente se ha puesto en esta visión académica, una conducta que ha recibido poca atención en este debate, en el caso de los homínidos y particularmente en Homo sapiens, es el juego. En este trabajo contribuimos a dilucidar la importancia del juego en el proceso de construcción de nicho y la emergencia de la cognición, dos áreas fundamentales para la discusión contemporánea del pensamiento evolucionista y de las ciencias cognitivas corporizadas. Sostenemos que esta tarea es relevante debido a que el juego es un camino a través del cual diferentes organismos multicelulares pertenecientes a un enorme número de especies indagan, conocen, construyen y transforman el mundo. En la primera sección, situamos la discusión y puntualizamos la estructura de nuestros argumentos. Enseguida, exponemos la importancia de la teoría de construcción de nicho, y las definiciones de nicho cultural y nicho ontogenético. Lo anterior subraya el rol activo de los organismos en la modificación de los ambientes (selectivos y ontogenéticos). Luego, explicamos los principales supuestos del enactivismo y sus implicaciones para comprender las propiedades dinámicas, corporizadas y situadas de los organismos en el estudio de la cognición. Después esclarecemos el rol del juego para robustecer el análisis de este vasto entramado de conceptos evolutivos y enactivistas. Finalmente, presentamos conclusiones sobre las implicaciones que este tipo de investigaciones pueden tener para diferentes campos del conocimiento —p. ej., la antropología biológica, las ciencias cognitivas, la filosofía de la biología o la pedagogía—.
Multicellular organisms are not passive entities. Understanding this is important to increase our knowledge about the evolution of species, and to clarify how we perceive and interact in the world. Through multiple mechanisms and processes involving developmental as well as phylogenetic dimensions, these organisms actively navigate their environments. Despite current academic interest in these viewpoints, though, play has not been a central topic in this discussion, particularly in hominids and specifically in Homo sapiens. In this work, we contribute to elucidate the importance of play for niche construction processes and for the emergence of cognition, two fundamental fields within contemporary debates in evolutionary thinking and embodied cognitive science. We claim this is relevant because play is a path through which a very large number of multicellular species inquire, know, build, and transform the world. In the first section, we situate the discussion, and we describe the structure of our arguments. Then, we present the importance of niche construction theory, and the definitions of cultural and developmental niches, to highlight the active role of organisms in modifying (selective and ontogenetic) environments. Later we explain the enactivist perspective and its implications concerning the dynamics, and the embodied and situated properties of organisms for the study of cognition. Afterward we highlight the value of play in this wideview of evolutionary and enactivist frameworks. Finally, we offer conclusions on the implications that this kind of research could have for diverse disciplines —e. g., biological anthropology, cognitive science, philosophy of biology or pedagogy.
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