Podemos considerar lo celta como el entramado de contactos que relacionaba a buena parte de las comunidades de la Europa continental, plasmado en una serie de elementos compartidos en mayor o menor grado, como ciertos rasgos de su cultura material, de su universo ideológico, religioso e institucional, lenguas emparentadas, etc., sin que este “paquete cultural” fuese homogéneo, inmutable o compartido íntegramente. Estos elementos comunes fueron percibidos con escasos matices por los observadores grecorromanos, que homogeneizaron a dichas comunidades bajo los términos de Κελτοὶ, Γαλάται, Galli o Celtae, sin que esto signifique que estos asumiesen −o siquiera se planteasen− tal macroidentidad. Sin embargo, conocemos, fundamentalmente merced a las fuentes escritas clásicas, pero también, aunque en menor medida, gracias a la epigrafía o a las leyendas monetales, otros etnónimos endógenos y de uso más acotado, que señalan la existencia de identidades étnicas de las cuales se habrían sentido miembros determinados individuos y comunidades de la Europa continental.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados