Gente que quiero y aprecio se manifiestan, dicen, por la unidad y la igualdad de España. Por que no se rompa el país. Por la traición de nuestro presidente.
Me pregunto, en estos días, cómo es posible que toda esta gente que quiero y aprecio, bailando al compás de otros miles, en muchos otros lugares de nuestra amenazada patria, se movilice y participe, desplazándose, en ocasiones, muchos kilómetros, y empleando su tiempo en una causa, al parecer, común. Sucede que toda esta gente que quiero no se caracteriza, precisamente, por su perfil activista, participativo y luchador, ni se define por su implicación en las causas más nobles.
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