Se veía venir. La Ley de Extranjería ha sido la excusa. Los musulmanes en territorio español se rebelan, divididos en dos frentes: desde Ceuta ofrecen una línea blanda y dialogante, mientras presionan en Melilla con una línea dura e intransigente que ha cosechado los primeros heridos. Líneas sin aparente conexión, pero que se complementan perfectamente para conseguir del Gobierno de Madrid una reglamentación de la nueva ley mucho más beneficiosa. Las pretensiones son claras, y frente a ellas los socialistas son incapaces de reaccionar, sumidos en la indecisión y el desconcierto político.
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