Santiago, Chile
Los procesos constituyentes en Chile desencadenados luego de la Revuelta Popular de octubre de 2019 se presentaron como una salida institucional a la crisis política y social. Fue así como el primer proceso estuvo caracterizado por la elección de una Convención Constitucional, compuesta mayoritariamente por independientes y representantes de partidos de izquierda. En aquella ocasión, el proyecto de Constitución fue rechazado por la ciudadanía, por lo que se inicia un segundo proceso, en el que la extrema derecha logra la mayoría de los escaños disponibles. Esta situación se interpretó como un avance de los grupos más conservadores del país. Sin embargo, este artículo argumenta que este cambio, más que responder a razones ideológicas, se debió principalmente al cambio en la modalidad de inscripción, donde el voto obligatorio presentó una masa desconocida de votantes capaces de cambiar el rumbo de una elección, lo que hizo impredecibles los resultados electorales y cambió el comportamiento de los actores.
The constituent processes in Chile, after October 2019, were seen as an institutional way out of the political and social crisis. The first process was characterized by the election of a Constitutional Convention, was mostly made up of independents and left-wing party representatives. On that occasion, the constitutional project was rejected by the citizens, so a second process was initiated, where the extreme right won a majority of the available seats. This was interpreted as a victory for the most conservative groups. However, this article argues that this change, more than responding to ideological reasons, was mainly due to the change in the registration modality, where compulsory voting presented an unknown mass of voters capable of changing the course of an election, making electoral results unpredictable and changed the behavior of the actors.
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