El nuevo marco de compromisos debe entenderse más como un avance hacia una agenda más integral y universal y ha conseguido solventar algunos de los principales déficits de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Los pobres se concentran actualmente en estados frágiles (18%) y países de renta media (60,4%), y sólo el 7% restante en lo que podrían denominarse “países en desarrollo tradicionales”.
Esta realidad impone por primera vez exigencias a las economías emergentes y a los nuevos países de renta media: han demostrado dar con una fórmula para crecer pero, ahora, deben demostrar que ese crecimiento puede ser inclusivo.
Vinculado al proceso de globalización y a los desequilibrios relacionados, cada vez son más los desafíos globales que sitúan en una relación de igualdad a países en desarrollo y desarrollados.
La agenda global del desarrollo está cada vez más vinculada a una agenda de provisión de bienes públicos globales - provisión de salud internacional, seguridad humana, el combate contra el cambio climático o la propia regulación del sistema financiero internacional.
La agenda del desarrollo está cada vez más vinculada a la provisión de bienes públicos globales y obliga a poner en el punto de mira la capacidad de acción colectiva, también, en el ámbito global.
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