Dos horas y media antes de la función, José María Rodero está ya en el camerino. Una taquilla metálica, un espejo que cubre toda una pared, un cigarrillo tras otro, Rodero prepara el veneno de su penúltima función. Esta vez, el actor incombustible desarrolla su trabajo rodeado de público por todas partes: Rodero: Menos por una, la entrada.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados