Anna Ayuso Pozo, Susanne Gratius, Raynier Pellón Azopardo
La firma del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación de diciembre de 2016 consolidó un giro político hacia el compromiso que reemplazó la estrategia de condicionalidad democrática aplicada por Bruselas.
No es un acuerdo de libre comercio ni otorga ventajas arancelarias adicionales pero contiene avances regulatorios que facilitarán los intercambios.
La apuesta de La Habana por una mayor presencia del capital internacional y la apertura a una competencia en igualdad de condiciones y sin privilegios preconcebidos parecen irreversibles.
La Administración Trump ofrece a la Unión Europea una oportunidad de reposicionarse en el mercado cubano. La UE es el principal donante de cooperación con Cuba y el segundo inversor.
En el diálogo político, es previsible que la cooperación sobre los derechos humanos suponga una de las áreas de mayor divergencia.
El ADPC augura una creciente e importante participación de la UE en la estrategia de desarrollo cubana y posiciones convergentes en algunos temas de la agenda global.
El destacado papel como garante en el proceso de paz colombiano, su respuesta ante situaciones de desastres naturales y la lucha eficaz contra pandemias como la del cólera en Haití o recientemente el Ébola en África, han destacado el compromiso regional de la isla.
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