El único programa que tenía esta casa fue la petición de sus propietarios de que "cuando estemos fuera de la casa tengamos un deseo irrefrenable de estar dentro, y cuando estemos dentro no podamos resistirnos a salir fuera de la misma". La casa domina con discreción el lugar, recostándose en la ladera natural junto a las encinas existentes, abriendo los ojos sobre el paisaje y la ciudad de Cáceres. Desde esta posición dominante la casa trata de ser respetuosa con el entorno natural-artificial, estableciendo vínculos formales y constructivos con el entorno próximo y el casco histórico de Cáceres.
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